
Armenia, Quindío. 14 de junio de 2024. @AgenciaTierras
Llueve copiosamente en la vereda Murillo, área rural del municipio de Armenia. Una moto se acerca a lo lejos. Son Marta y su hijo Jesús, un joven de 22 años que ha crecido en el campo y cuya pasión por la tierra se nota. Jesús se acerca y se presenta, doña Martha viene detrás.
Pronto ellos serán los propietarios de una parcela aproximadamente de 3 hectáreas en la vereda Murillo del municipio de Armenia, parte de un bien extinto del narcotráfico, que pasará a manos de 14 familias campesinas del Quindío, todas ellas madres cabezas de hogar.
Doña Marta es oriunda del corregimiento de la Virginia, Calarcá, y sacó el mejor puntaje del Registro de Sujetos de Ordenamiento- RESO en el departamento. En esta tierra que ya no tiene que alquilar cultiva auyama, plátano, banano, pitaya, papaya y algunos cítricos, con sus tres hijos. El mayor de ellos es Jesús, él que más le ayuda.
“Esto es una dicha muy grande. Son tantos años esperando que lo miren a uno, que se acuerden que uno existe, tantos años de lucha por sacar sola a los hijos adelante con las uñas, yo hasta me gradué de La Normal en la nocturna, me acuerdo que me tocaba caminar como dos horas hasta donde podía coger el bus, pero mis hijos lo valen todo”, comentó.
Jesús sonríe, mientras escucha a su mamá. Es un joven callado, asiente con la cabeza y sonríe mucho. “Arreció y yo que le quería mostrar lo que estamos sembrando. Yo vengo todos los días a echarle un ojito porque no queremos que se pierda lo que hemos sembrado, lo hemos hecho con tanto esfuerzo… las semillas fueron regaladas”, dice y vuelve a sonreír.
Doña Marta es una de las 14 mujeres cabeza de hogar beneficiarias de la Hacienda Santa Clara, un predio que antes pertenecía narcotraficantes. El sueño de tener tierra es una realidad, junto a sus tres hijos.
La #ReformaAgraria es imparable. pic.twitter.com/UHbm8QzKL0— Agencia Nacional de Tierras (@AgenciaTierras) June 9, 2024
Y es que ellos sonríen todo el tiempo y no es para menos, recibieron de manos del Gobierno del Cambio una tierra apetecida por muchos, a tan solo 10 minutos del aeropuerto El Edén y a 30 minutos de la capital del Quindío.
“Estoy tan agradecido, es que no hay palabras. Tenemos lo más importante que es la tierra que inspira en mí lo mejor. Estoy aplicando todo lo que mi mamá y mi abuelo me enseñaron y quiero aprender y tecnificar y sacar productos”, dice Jesús visiblemente emocionado y esta vez la risa se vuelve llanto.
“Lloro, pero de alegría, es que ver que por fin un gobierno cumple, de que se hace justicia con mi mamá que se merece todo esto; y no crea que soy egoísta, yo quiero que otros reciban como yo y que aprecien y que quieran salir adelante en el campo (…) Es aquí se puede hacer de todo”, concluye.
Con ayuda del SENA, la Gobernación y la ADR, Jesús ya está pensando en asociarse con otros jóvenes que como él serán herederos de la Reforma Agraria, de este predio de casi 53 hectáreas, para sacar adelante una planta de desechos orgánicos que les permita la producción de gas para el autoconsumo; paneles solares para tener su propia energía y vender en la vereda, y la producción y transformación de plátano.
Los ojos le brillan cuando habla de sus planes y claramente es un ejemplo de lucha, de persistencia y de esperanza de un futuro mejor en el campo, en una tierra que ya es suya, donde pueden soñar y hacer, como ellos dicen una fiesta, con frijolada y sirope para que celebrar que ya tienen un pedacito de tierra.
Redactada por Nancy Carolina Toro
Galería Jesús, la historia de un heredero de la Reforma Agraria



