Con el fin de que amplíen su territorio ancestral, pueblo Arhuaco recibe de la ANT un total de 465 hectáreas

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  • Se trata de tres fincas: La Bendición de Dios, La Isla y Nueva Esperanza, ubicadas en Aracataca (Magdalena) y en Valledupar y El Copey (Cesar), respectivamente.

  • El acto formal, liderado por la Agencia, contó con la participación de mamos, mayores y otras autoridades indígenas.

 

Valledupar, Cesar. 9 de abril de 2025. @AgenciaTierras.

En Jimain, territorio ancestral del pueblo Arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, tuvo lugar el acto en el que la Agencia Nacional de Tierras —ANT— les entregó tres predios (465 hectáreas) a los integrantes de esa comunidad indígena.

El evento contó con la presencia de mamos, mayores y otras autoridades de resguardos asentados en los departamentos del Magdalena, La Guajira y Cesar, quienes recibieron de manos de la asesora de la Dirección General de la ANT, Alexandra Pineda, las actas de entrega de las fincas La Bendición de Dios (ubicada en Aracataca, Magdalena), La Isla (Valledupar, Cesar) y Nueva Esperanza (El Copey, Cesar).

“En Jimain estamos cumpliendo el mandato de nuestros hermanos mayores: poder recuperar el territorio, el corazón del mundo, la Sierra Nevada de Santa Marta, para que nuestros hermanos mayores puedan desarrollar su cosmovisión, su cultura, sus creencias”, afirmó la asesora Pineda, quien agregó que “el Gobierno del Cambio, a través de la Agencia, se aproxima a las 2.500 hectáreas adquiridas para ampliar el territorio ancestral, protegido por comunidades que hoy le aportan a la sostenibilidad de los lugares que habitan”. 

Entre tanto, el enlace de la coordinación del pueblo Arhuaco en el Cesar, Rogelio Torres, habló sobre los avances en la ampliación del territorio étnico: “Más allá de recuperar los espacios, el área, es cómo aportar a la conservación de bosques, del agua, como garantía de vida para el futuro”.

El vocero recalcó que, dentro de la política interna, el 80% de las áreas que entran a formar parte del territorio se destina a conservación, y el 20% restante a utilidad agrícola.

Concluyó diciendo que “primero hay que entender la lógica de la protección de la Sierra, y segundo, la voluntad política que se tiene frente al proceso de cómo avanzar, no solo en la compra de unos predios, sino en la recuperación y consolidación territorial”.

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